Ha sido un viaje hermoso y duro a la vez.
Acompañado por mi amigo Jesús durante toda la travesía y durante tres días por nuestro amigo Maxi, veíamos como día a día íbamos avanzando resolviendo las dificultades que no han dejado de aparecer en cada etapa y disfrutando de las sensaciones tan maravillosas que continuamente hemos tenido la suerte de vivir.
Han sido 38 días inolvidables en los que nos hemos encontrado con gente excepcional como Xabi y María José. Ya os contaré que nos pasó con ellos.
Es una prueba de fondo total. No se exactamente los kilómetros recorridos pero rondaran entre 800 y 850. Los que recorrimos de más a causa de los caminos mal señalizados, también habría que considerarlos porque son los que en definitiva te hacen la etapa más dura.
Lo que he aprendido es que el macuto no debe pasar de los doce kilos. Se trata de un viaje muy largo y la espalda y los pies se merecen un cuidado muy especial y cada kilo añadido se nota mucho. Hemos buscado siempre la posibilidad de descansar en lugares atendidos donde la ducha, la cena, un sueño reparador, y un buen desayuno nos colocan en buena posición para el día siguiente.
Es verdad ese comentario de un gran viajero, que decía: “Cuando tengas hecho el equipaje, deja la mitad de todo lo que has metido y coge el doble de dinero”. Hay que analizar todo lo que se lleva “por si acaso” y dejarlo en casa. El recorrido es el que es pero nosotros podemos elegir los lugares de descanso más adecuados a nuestras pretensiones. Elegirlos a nuestro favor. Se trata de llevar el equipaje más ligero posible, apoyándonos siempre que se pueda en lugares para dormir donde nos den de comer generosamente y donde podamos descansar con una buena ducha y un buen sueño.
En la primera etapa ya nos dimos cuenta que nos sobraban unos kilos y aprovechando una oficina de correos en Bera de Bidasoa facturamos a nuestra casa algunas cosas de las que podíamos prescindir, como cubiertos, plato y vaso de aluminio, infernillo, bombona de gas, algunas medicinas, un libro…más de tres kilos.
Ahora plantearía el recorrido con un macuto ligero de no más de 50 litros, saco ligero de plumas, funda de vivac, un plástico para el suelo, colchón autoinflable, sábana saco, botas usadas varios años, zapatillas de trekking también usadas, chanclas de goma, tres pares de calcetines, crema hidratante para los pies, cortauñas, alguna tirita, malla larga, pantalones largos ligeros, dos pantalones de atletismo –son ligeros y se secan rápido-, dos calzoncillos, tres camisetas manga corta, una camiseta manga larga, un polar sin mangas, un polar con manga larga, guantes para el agua, capa gorro para lluvia, gorro para el sol, braga, gafas de sol, crema protectora, altímetro, brújula, reloj cantimplora –luego se añadirá alguna botella de agua mineral en alguna etapa -, tapones para los oídos a prueba de ronquidos, una linternita muy, muy ligera, una navaja también muy ligera, los mapas, un cuaderno, un boli, el móvil y el cargador. También es conveniente llevar algunas bolsas de plástico para guardar la ropa y protegerla del agua en los días especialmente lluviosos y húmedos.
Creo que la opción de hacer el recorrido de Este a Oeste tiene ventajas respecto de la inversa. Al empezar el 28 de junio y acabar el 4 de agosto nos presentamos en Girona en unos días especialmente calurosos y ya desde que se sale de Andorra hay que añadir etapas donde predomina el calor, vegetación de pinchos en caminos estrechos porque la altitud mínima desciende mucho, hasta los 100 metros en ocasiones y existe una influencia mediterránea clara. Aparecen el alcornoque, las chicharras, los piornos, enebros….y falta agua. Creo que acabar en Guipúzcoa con estos calores hubiese sido más soportable.
Empezar a caminar con el Sol en la cara o en la espalda es algo que también conviene valorar. Las fotografías no salen igual. Si llevas algo de ropa húmeda colgada por fuera del macuto no se seca igual.
Según va finalizando Julio el turismo aumenta y hay más problemas para encontrar un alojamiento que pueda interesar...
Acompañado por mi amigo Jesús durante toda la travesía y durante tres días por nuestro amigo Maxi, veíamos como día a día íbamos avanzando resolviendo las dificultades que no han dejado de aparecer en cada etapa y disfrutando de las sensaciones tan maravillosas que continuamente hemos tenido la suerte de vivir.
Han sido 38 días inolvidables en los que nos hemos encontrado con gente excepcional como Xabi y María José. Ya os contaré que nos pasó con ellos.
Es una prueba de fondo total. No se exactamente los kilómetros recorridos pero rondaran entre 800 y 850. Los que recorrimos de más a causa de los caminos mal señalizados, también habría que considerarlos porque son los que en definitiva te hacen la etapa más dura.
Lo que he aprendido es que el macuto no debe pasar de los doce kilos. Se trata de un viaje muy largo y la espalda y los pies se merecen un cuidado muy especial y cada kilo añadido se nota mucho. Hemos buscado siempre la posibilidad de descansar en lugares atendidos donde la ducha, la cena, un sueño reparador, y un buen desayuno nos colocan en buena posición para el día siguiente.
Es verdad ese comentario de un gran viajero, que decía: “Cuando tengas hecho el equipaje, deja la mitad de todo lo que has metido y coge el doble de dinero”. Hay que analizar todo lo que se lleva “por si acaso” y dejarlo en casa. El recorrido es el que es pero nosotros podemos elegir los lugares de descanso más adecuados a nuestras pretensiones. Elegirlos a nuestro favor. Se trata de llevar el equipaje más ligero posible, apoyándonos siempre que se pueda en lugares para dormir donde nos den de comer generosamente y donde podamos descansar con una buena ducha y un buen sueño.
En la primera etapa ya nos dimos cuenta que nos sobraban unos kilos y aprovechando una oficina de correos en Bera de Bidasoa facturamos a nuestra casa algunas cosas de las que podíamos prescindir, como cubiertos, plato y vaso de aluminio, infernillo, bombona de gas, algunas medicinas, un libro…más de tres kilos.
Ahora plantearía el recorrido con un macuto ligero de no más de 50 litros, saco ligero de plumas, funda de vivac, un plástico para el suelo, colchón autoinflable, sábana saco, botas usadas varios años, zapatillas de trekking también usadas, chanclas de goma, tres pares de calcetines, crema hidratante para los pies, cortauñas, alguna tirita, malla larga, pantalones largos ligeros, dos pantalones de atletismo –son ligeros y se secan rápido-, dos calzoncillos, tres camisetas manga corta, una camiseta manga larga, un polar sin mangas, un polar con manga larga, guantes para el agua, capa gorro para lluvia, gorro para el sol, braga, gafas de sol, crema protectora, altímetro, brújula, reloj cantimplora –luego se añadirá alguna botella de agua mineral en alguna etapa -, tapones para los oídos a prueba de ronquidos, una linternita muy, muy ligera, una navaja también muy ligera, los mapas, un cuaderno, un boli, el móvil y el cargador. También es conveniente llevar algunas bolsas de plástico para guardar la ropa y protegerla del agua en los días especialmente lluviosos y húmedos.
Creo que la opción de hacer el recorrido de Este a Oeste tiene ventajas respecto de la inversa. Al empezar el 28 de junio y acabar el 4 de agosto nos presentamos en Girona en unos días especialmente calurosos y ya desde que se sale de Andorra hay que añadir etapas donde predomina el calor, vegetación de pinchos en caminos estrechos porque la altitud mínima desciende mucho, hasta los 100 metros en ocasiones y existe una influencia mediterránea clara. Aparecen el alcornoque, las chicharras, los piornos, enebros….y falta agua. Creo que acabar en Guipúzcoa con estos calores hubiese sido más soportable.
Empezar a caminar con el Sol en la cara o en la espalda es algo que también conviene valorar. Las fotografías no salen igual. Si llevas algo de ropa húmeda colgada por fuera del macuto no se seca igual.
Según va finalizando Julio el turismo aumenta y hay más problemas para encontrar un alojamiento que pueda interesar...