Estamos en La Cerdanya. Agradecemos de todas maneras que la lluvia nos haya olvidado durante todas estas etapas. Tan solo salió a nuestro encuentro en nuestra entrada en Andorra por el collado Baiau, y lo hizo por todo lo grande, nos echaron hasta los cubos. Así que mejor que la cosa se quede como está.
Hemos dormido bien y el desayuno ha sido espectacular. Además de lo clásico la leche, el café, el zumo y los bollos o el pan con mermelada y mantequilla, nos han colocado un trozo de queso, una tripa de fuet, tostadas, tomate para untar, madalenas.....Tremendo. Salimos tan contentos en la soleada mañana dispuestos a comernos la etapa. Jesús tiene muchos recuerdos de este refugio y me va contando cosas.
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Al llegar a Puigcerdà nos encontramos nos encontramos la ciudad arriba, y abajo donde estamos, la zona industrial y la estación, fundamentalmente.
Con más hambre que unos lobos subimos la cuesta hasta llegar al casco antiguo de la ciudad donde van apareciendo sitios para comer, elegimos uno y disfrutamos de nuestra cerveza y de una tranquila comida. Lo siguiente es buscar el sitio para dormir. En la oficina de turismo nos indican las pensiones y elegimos la que se encuentra en una de las calles antiguas más comerciales.
Ducha, estiramientos, lavar ropa....y sueñecito de Jesús. Yo me bajé a pasear a la calle. Quería encontrar un sitio donde me copiaran la tarjeta de la cámara de fotos a un CD. Llevaba tres tarjetas pero de poca capacidad porque mi cámara no admite más. Dos de 125 megas y una de 16. Prácticamente nada para un viaje como éste, perdido como las cabras. Hacen falta como mínimo dos gigas. También me apetecía cortarme el pelo y elegí una barbería en una calle con un paseo central y con terrazas de bares. Lo siguiente fue meterme en una frutería porque necesitaba plátano, manzana, melocotón...Compré varias cosas para comerlas paseando por las calles viendo escaparates y acabé en una pastelería.
Nuestra cena, en un bar próximo, fué a base de unos bocadillos presintiendo que debíamos haber buscado algo más completo. Pero ya era algo tarde, anochecía, preferíamos irnos pronto a dormir y no había nada mejor a la vista.
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